Perú y Chile: sólida relación
El embajador Jaime Pomareda Montenegro sella una exitosa carrera diplomática a cargo de la Embajada del Perú en Santiago.
El pasado 24 de junio, el embajador Jaime Pomareda Montenegro, finalizó su labor como Jefe de Misión en Santiago de Chile, fecha en que pasó al retiro en el Servicio Diplomático de la Republica (SDR). Desde EXPORTAR le damos las gracias por su dedicada gestión como diplomático peruano en los países que tuvo el honor de representar al Perú. Conversamos con él días antes de su despedida, acerca de la nutrida relación bilateral entre Perú y Chile.
“Nuestra relación bilateral es muy buena y abarca casi todos los campos de la vida de ambos países”, dice Pomareda. Al respecto, señala que una gran herramienta de relacionamiento son los gabinetes binacionales. A la fecha, se han realizado cuatro de estas reuniones entre ambos países. “Son un excelente mecanismo de gestión porque ordenan los cinco ejes: asuntos culturales y sociales; seguridad y defensa; cooperación económica, comercio, turismo e inversiones; medio ambiente, energía y minería e integración fronteriza e infraestructura”.
Según Pomareda, la estructura de los gabinetes binacionales se ha ido enriqueciendo con el tiempo y ahora, en el caso de Chile, se ha incorporado una mayor presencia del sector privado. “Esto ha dado muy buenos resultados en el último gabinete binacional realizado en Santiago. Se establecieron muchos compromisos, inclusive en áreas innovadoras. Creo que continuar con estos mecanismos garantiza un seguimiento ordenado de la relación y de los múltiples temas que tenemos en nuestra inmensa agenda”.
Con el golpe de Estado fallido que dio el ex presidente Castillo, dice el Embajador, quizás sembraron algunas dudas acerca de la continuidad de los compromisos que se adquirieron una semana antes. “Sin embargo, consultados los sectores nacionales, estos han sido renovados en su totalidad, porque son políticas de Estado, dado que son compromisos que trascienden a los gobiernos. Entonces hemos renovado, con el gobierno constitucional de la presidenta Boluarte, las seguridades al Gobierno de Chile de que los compromisos adquiridos en noviembre siguen vigentes y que estamos trabajando en ello”.
Los retos, la cultura, los logros
Sobre la promoción cultural en Chile, el embajador refiere que realizar promoción cultural en el país sureño es un reto porque se tiene que hacer de una manera muy específica, dado que los aspectos culturales del Perú son muy conocidos en Chile. “Entonces, tenemos que ir un paso más adelante”. Por ejemplo, si se promueve la música -refiere Pomareda- hay que tomar en cuenta que en Chile existen clubes de música peruana, que se conocen mucho, así como a la gastronomía. “Santiago debe ser la ciudad fuera del Perú con más restaurantes peruanos. Además, la comida peruana no solamente es admirada, sino que ha sido acogida inclusive en los hogares chilenos”.
En el plano cultural, también subraya que se tiene en mente realizar en los próximos meses unas exposiciones de retablos peruanos muy especiales, una muestra fotográfica de la cultura shipibo-konibo y participar en la presentación del tenor Juan Diego Flores. “El próximo año pensamos traer al Ballet Folclórico Nacional, que va a ser la primera gran presentación de esta naturaleza después de muchos años”.
Una vida diplomática
Respecto a su carrera diplomática, con toda una vida dedicada al servicio del país, Pomareda recuerda sus inicios: “Ingresé a la academia diplomática cuando cumplí 20 años. Serán casi 50 años dedicados a esta carrera a la que le debo muchísimo y a la que le he dado la mayor parte de mi vida laboral. Para mí ha sido realmente un orgullo pertenecer al servicio diplomático y estar en capacidad de representar al Perú, yo creo que es un privilegio y así lo he tomado siempre”.
Cuenta que la motivación que tuvo para ingresar al servicio fue trabajar por el país. “Había pensado seguir alguna carrera, para tener una vida, en fin, cómoda. Sin embargo, no se me había ocurrido trabajar para mi país y cuando se dieron las oportunidades, las tomé y no me arrepiento en lo más mínimo”.
Agrega que “esta carrera no es de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., uno es diplomático las 24 horas del día todos los días. Todos los días representamos, tanto en nuestro trabajo como en nuestra vida personal, al país. Eso es una responsabilidad, un orgullo y yo creo que otros me juzgarán, pero yo siento que he dado lo mejor de mi parte”.
Recuerda cuando fue vicecanciller durante la pandemia. “Había miles de peruanos que se encontraban en situación de extrema vulnerabilidad y nuestros esfuerzos estaban orientados a tratar de regresarlos al país lo antes posible, con muchas dificultades, pero al final conseguimos repatriar más de 45 000 connacionales y apoyar la repatriación a sus países a un número similar de extranjeros que se encontraban en el Perú”.
La evolución de la diplomacia
El embajador Pomareda refiere que, definitivamente, el servicio diplomático ha ido evolucionando con los tiempos, ha ido mejorando, acondicionándose a las nuevas tecnologías, a las nuevas maneras de pensar, a las nuevas maneras de trabajar. “Yo creo que uno de los aspectos más importantes en los cuales la Cancillería ha avanzado mucho es en el tema de género, pero falta mucho más. Es una tarea difícil, pero que en la Cancillería se ha tomado muy en serio y que se está avanzando mucho”.
Según el embajador, con el paso de los años, los funcionarios diplomáticos tienen cada vez más una estructura de conocimientos académicos y un nivel de conocimientos y de experiencia mayor a aquellos que los antecedieron. “Esto obliga a tener nuevas modalidades de trabajo y la Cancillería tiene la responsabilidad, y lo está haciendo, de dotar a estos funcionarios con las herramientas tecnológicas necesarias para que nuestro servicio exterior sea siempre eficiente. En Chile, en particular, el prestigio de Torre Tagle es muy alto y es una cancillería muy reconocida”.
Su mensaje para las nuevas generaciones de diplomáticos es ser auténticos, que traten de hacer siempre lo mejor, que den lo mejor de ellos. “Torre Tagle tiene muchas tradiciones y yo creo que hay que conocerlas, pero también hay que evaluarlas, porque los tiempos obligan a dejar algunas tradiciones atrás, así como abrazar también algunas otras. Yo creo que es muy importante que los funcionarios jóvenes se sepan expresar con libertad, que opinen, que ganen sus espacios, que se hagan respetar profesionalmente”.
“Los tiempos van cambiando, eso es inevitable, y creo que, en el caso de la Cancillería, la modernización es uno de los objetivos permanentes, porque el mundo exige a los funcionarios diplomáticos una nueva forma de ver las cosas. La pandemia ha contribuido de alguna manera, aunque suene paradójico, a hacernos ver que hay otros estilos de trabajo que se deben incluir y que han venido para quedarse. Estoy hablando por supuesto de la mayor virtualidad en las relaciones internacionales”.